Julio
¿Todavía buscando una respuesta en la literatura? ¿Todavía
sangrando palabras que no llegan a nadie? Háceme un favor y acostate, no ves
que nos preocupas a todos.
Julio, ¿que va a ser de tu vida? sabes, me lo pregunto
siempre, cada día que me levanto y veo
que te quedaste dormido sobre uno de tus cuentos, o sobre la cucha de perras
negras que otro trasnochado como vos escribió anda a saber hace cuanto.
Perdóname si se me humedecen los ojos en esos momentos, aunque no me veas, quizá
nunca te des cuenta de que me angustia verte repetir el mismo camino cruel que
tu padre. Si tan solo lo hubieses conocido como yo, tan distinto a como era en
sus libros, tan capaz y bueno y saludable. Pero no Julito, vos solo lo
alcanzaste a leer, vos solo pudiste ver el costado torturado de su
“literatura”. Se me fue de un día para otro mientras vos me sonreías desde tu
cuna y yo no sabia que iba a ser de nuestras vidas sin él. No tanto por lo económico,
sino porque el era como un faro sabes, como una especie de guía que podías ver
en la mas terrible oscuridad. Y no hablo solo de una oscuridad visual, sino
espiritual también. No había tema que no supiera manejar con habilidad, y si no
sabía mucho sus ocurrencias lo sacaban del mal rato de inmediato. Como iba a
saber yo que una tormenta de oscuridad le estaba inundando el alma y ese faro
que una vez conocí se estaba apagando lentamente. ¿Buscando que julito? ¿Qué
tenia que buscar por tanto tiempo? ¿Qué era lo que le carcomía la vida por
dentro tan silenciosamente que ni yo, que lo quería tanto, ni yo lo pude ver?
Porque el siempre me dijo que yo era una especie de adivina, por mas que no
supiera que era lo que le molestaba o porque estaba preocupado, siempre que le
empezaba a preguntar daba en la tecla justa.
Si lo sabre… aunque no faltaron noches en las que pensé que quizá
nunca había acertado tanto, que lo que él hacia era darme la razón, entregarme
un alivio para que yo no me preocupe, mientras ese cáncer que tenia en el alma crecía
y crecía como crece el pasto sobre su tumba. (Que pensamientos, dios mío “como
el pasto sobre su tumba”…)
Y ahora vos mijito, vos que siempre fuiste la luz de mis
ojos, el hombrecito de la casa, la razón por la que yo no lo acompañe a tu
padre a la eternidad. Ahora vos empezas este ciclo que es como una maldición,
estoy segura, una maldición de sangre. Nunca te lo conté y espero tampoco tener
que hacerlo, pero tu abuelo, el padre de tu padre se fue de la misma forma. Un
buen día se harto de este mundo y decidió irse, dejándolo a tu padre solo con
apenas unos años. Y te pensas que no lo pienso, es como si él hubiese repetido
la historia, pero sin darte la chance ni siquiera de conocerlo un poco. Porque
lo que mas lo atormentaba (eso me lo había dicho) eran los recuerdos que el
conservaba de una infancia feliz, jugando con su papá, a la orilla de un río
claro, sin otro sonido mas que el de las aguas bajando y el de los pájaros
cantando. Pero no era todo celeste, porque para él eso era una pesadilla
constante, soñaba con ese momento cada vez que en el día se había acordado de
tu abuelo. Y lo torturaba tanto, soñar con él, tenerlo tan cerca de ese lado
del mundo que son los sueños y sin embargo no poder traerlo nunca para este
lado, donde lo hubiese podido acariciar, donde podrían haber charlado de fútbol o tomado mate como hacen los padres con los hijos.
Como odiaba soñar, me lo repetía constantemente, le daba
rabia que existiera un universo entero en los sueños al que nunca se podría
acceder de forma permanente. “es como que de chico te muestren el circo, lleno
de colores, lleno de luces y una música extraordinaria y cuando estas por
cruzar el umbral, la carpa se cierra y no te dejen entrar ¿Cómo no vas a
llorar?”
Si habrá llorado, aunque lo disimulaba muy bien, yo creo
porque era de esa gente que cree que un hombre llore es una falta de hombría.
Pero el lo hacia de vez en cuando, y tenia que irse a caminar por ahí o subir
al altillo para estar tranquilo. Lo mas gracioso era que lo disimulaba muy
bien, pero al instante en que bajaba y me miraba y veía que yo sospechaba algo,
se reía y me lo decía, como un chico que confiesa una travesura. Y a mi no me quedaba mas que eso, aceptarlo así
como era, alguien que nunca acabaría por amoldarse a este mundo.
Julio, algún día vas a entender, como lo entendió tu padre,
el concepto de doppelganger y estoy segura, terriblemente segura de que será tu
perdición. Y yo se que seré incapaz de sacarte esa idea de la cabeza (como me
fue imposible con tu padre), porque soy débil y porque no entiendo de crisis
existenciales. Como me gustaría que resistieses, que vivieras una vida con
sentido (el problema es que nadie sabe que es una vida con sentido), que
exorcizaras esos demonios que te obligarán a buscarle el sentido a todo. La vida
es como una obra de teatro sabes, están los que se sientan tranquilamente en
primera fila o en los palcos, o a los que les toca la ultima fila y apenas
pueden ver o escuchar que esta pasando en la obra, pero aun así resisten hijo,
resisten a desamoldarse del resto y correr hasta el escenario y mirar detrás
del decorado…porque detrás del decorado esta el esqueleto de esta sociedad hijo…y
es tan horrible.
Y se que serás como él, que miraras todo por detrás,
buscando hilos que te comprueben que todo esta digitado por algo mas y no los
encontraras porque eso nos esta vedado y te veras en los espejos terribles de
tus antepasados y todo se repetirá tanto…tanto que tendré que vestirme igual
para despedir al hijo, como una vez despedí al padre…
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