Quema la idea

De vez en cuando me quema algo de “literatura”. Yo no lo controlo, me nace de repente, como una necesidad o un mal. Puede sucederme en un café o en el cine, o en la fila mientras todos están expectantes por la película que ya sé que me va a defraudar. Puede sucederme caminando por la calle, de día o de noche. Es indistinto, yo no lo controlo. A veces, reiteradas veces, me sucede mientras trabajo para algún idiota o tengo que cumplir una tarea que difícilmente haría si pudiera prescindir del sustento. Entonces la idea, la literatura crece en mi cabeza mientras como un zombi sigo siendo útil a la sociedad.
Pero generalmente me sucede cuando llueve y el día es gris y frio y las gotas caen pesadas y somnolientas contra el mundo, avasallando todo con su humedad y sus caprichos.
Los síntomas son los siguientes, primero siento como una molestia, una picazón en la garganta, seguido de una tos que casi llega a fulminarme. Mi cabeza se inflama y las manos me transpiran y ahí lo comienzo a sentir. Es como si necesitara morir, gritar contra el mundo, como si dentro de mi alma un demonio despertara de su ciclo de sueño y me gritara una verdad, una maldita y asquerosa verdad. Casi siempre la verdad es negativa, sobre la desesperación o sobre alguna falta. Entonces, irremediablemente, necesito escribir, necesito una lapicera y un papel o una computadora o teléfono que me deje en sus limitados e intrincados sistemas de escritura plasmar esa literatura, esas palabras que a mí sólo me interesan, que nadie más quiere escuchar.


Comentarios

Gavrí Akhenazi ha dicho que…
A mí me pasa igual y encima, en los momentos más insólitos me encuentro pensando como escritor, como si me disociara dentro de las situaciones y percibiera al mismo tiempo dos realidades que no se compadecen. Y si no puedo plasmar lo que mi mente suelta como un carrete que no se detiene, primero intento memorizar y si no lo consigo, es como si cayera en una especie de enfermedad del desasosiego y literalmente me cambia el humor y me pongo loco (un poco que uno es y otro poco que no poder escribir le agrega).

Creo que los verdaderos escritores participan todos de este "síndrome de abstinencia", cuando no te hacés con el tiempo para sujetar la idea a la forma escrita.

Me vi muy reflejado en tu vivencia, Mati.

Shabat shalom
Matías Altamirano ha dicho que…
Y sí Gavri, es como que nos tapan la boca, como si el destino o alguna otra fuerza oscura no nos dejara expresarnos. En mi caso, tengo que soportar a mucha gente pelotuda mientras trato de retener una idea qué se me hace carne, que quiero saborear pero no puedo porqué tengo que prestar atención a una vieja que se queja y queja sobre estupideces. Es mi karma. Una abrazo Gavri.
Pato ha dicho que…
(me río de la situación, Mati tratando de retener una idea y la quejaaaaa)

Me pasa lo mismo, talcualito, chicos. Así como lo han contado ustedes, así que sólo me queda unirme a esta cofradía. Hace tres o cuatro días tuve una idea genial, se me presentó una sensación, tenía un personaje perfecto para narrar y no lo hice en el momento, ni siquiera anoté un datito como para empezar desde ahí a despuntar cuando tuviera tiempo. Y no sé lo que pasó despues, cuando quise volver a ese momento encontré solo oscuridad y silencio y algo así como arenilla en mi memoria. Snif. Debo andar con una libretita siempre, pero la olvido.

Abrazos.

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