circa 1999
Siempre hay un tiempo en la memoria
de callejones grises y ratas enamoradas
labios quebrados en la lujuria
si hay suerte solo eso, sin sexo
solo labios y olor adolescente y pelos
de muchos colores y formas pero alguno
que abría la frente en una sonrisa
o que amontonaba rulos y decía amarnos
Cómo es que se vive un pasado que no existe
que no existió sino en versos
Cómo sobrevive un hombre/espectador
reviviendo oportunidades, cobardías de otro siglo
de un fin de siglo
de un fin de era y de un fin de hombre
que es la magia que lo retiene allí, taciturno
expectante,
la adolescencia, esa trampa del tiempo
ese lugar que no le pertenece a nadie
más que al que la vive
porque después las ratas no se enamoran
se mueren en trampas o las atropellan en las esquinas
sin embargo el amor sigue pero no es primigenio ni real
es otra cosa, una desesperación
una falsedad, un remedo de ese primer acercamiento
a un ombligo abierto en Plaza San Martín
a un suspiro y una erección dulce
a una vida que parece eterna
y dura solo un instante
Comentarios