Un Libro Verde Oliva







                                                 Photo by Juan Sisinni on Unsplash


 

Lo que recuerdo de la biblioteca de mi bisabuelo era la inmensidad del conjunto, ocupaba la pared entera de su estudio y estaba construida con una preciosa madera de ébano lustrado. Los volúmenes más numerosos, encuadernados con cuero rojo eran parte de quien sabe que colección de leyes. Era abogado. Pero en la parte alta, casi escondido a la vista, en la esquina que daba a la pared más alejada de las vistas ajenas había un estante completo de libros de todos los tamaños y colores. Recuerdo que solía subirme a la escalera cuando lo visitábamos y me ponía a mirarlos, maravillado con el aroma a encierro que despedían esos volúmenes, esas encuadernaciones rústicas, esas letras que aun no podía descifrar.
Cuando fui más grande y ya sabía leer, me demoraba horas subido al estante, leyendo las aventuras de los héroes, sufriendo las desventuras de las novelas épicas, temiendo por los horrores que aparecían en ciertos volúmenes. El libro que más me llamaba la atención era uno que estaba encuadernado con una tela que había sido verde oscuro pero que con el tiempo y el uso había tomado una hermosa pátina olivada en muchas partes, gastado en los lugares donde quien sabe cuantos lectores lo habían tomado. Era pesado y la primera vez que lo abrí me di cuenta que era un diccionario. Lo curioso era que alguien se había tomado la molestia de tapar cada entrada que se definía. Es decir que solo estaban las definiciones, pero uno tenía que adivinar que palabra era la que se estaba explicando.
Muchas veces lo habíamos usado con mi primos, para jugar los días que en el barrio se cortaba la luz y el aburrimiento nos embargaba. Tomábamos un sol de noche y nos metíamos en el galpón de fondo de la casa los abuelos a tratar de elegir definiciones lo más difíciles que pudieran ser para que los otros perdieran. Casi nunca adivinábamos lo que los otros elegían, las definiciones eran demasiado académicas, como si los que las habían formulado se hubiesen jugado la vida tratando de explicar las cosas simples del modo más sofisticado.
Cuando la casa se vendió me sentí triste porque sabia que no solo perdía los lugares donde había sido feliz leyendo y jugando, sino que perdía también la biblioteca, su negro brillo, sus libros inútiles. Quise quedarme con los libros que no pertenecían a la colección legal, nadie en la familia se opuso y me los lleve conmigo.
Un domingo de esos donde uno no tiene nada para hacer, me puse a repasar las hojas del diccionario maltrecho. Lo recorrí como si buscara algo, alguna palabra que hubiese sobrevivido a la censura pero no encontré ninguna. Todas habían sido tapadas con papel y pegamento, con una minuciosidad excesiva. Al llegar a la última página descubrí que alguien había agregado, luego de que la Z cerrará su ciclo, unas definiciones que si tenían entrada. Estaban escritas a tinta y me sorprendió no haber visto nunca ese agregado, sobre todo porque la letra Z era de mis preferidas para encontrar definiciones imposibles. Las definiciones agregadas decían así:


Hum (Del Griego βουητό) Sust. Dícese del ave sudamericana (Humm Sudamericanis) que vive en lo profundo de los bosques tropicales. Anida en los árboles más altos y longevos y pone un solo huevo en toda su vida. Cuando envejece y ya no puede volar, clava su afilado pico en su corazón y entona una melodía desgarradora mientras se desangra. En cuanto muere, su huevo eclosiona.
Artlinismo (Véase Arlt, Roberto) Sust. Un movimiento literario marginal y contestatario que surgió alrededor del año 2000 en la Capital Federal y cuyo lema era el prólogo a los lanzallamas del escritor argentino Roberto Arlt, escribir como sea, donde sea, cuando sea. Este grupo estaba enfrentado a uno más radical llamado Borgianismo (ver entrada) y esa enemistad llevó al trágico y sangriento enfrentamiento conocido como la Emboscada de la Biblioteca Nacional.

Tremblay (Literatura) Personaje de novela detectivesca, aparecido por primera vez en La Boca Envenenada (continuación de la novela El Halcón Maltes) cuyas habilidades físicas y mentales eran la principal herramienta para resolver casos aparentemente imposibles.

No encontré estas entradas en ningún diccionario por mas que busque en multitud de ediciones. Creo que las adiciones son inventos de un niño aburrido o la sabiduría olvidada de mi bisabuelo.




























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